“Un romance que perdura en el tiempo, es como un rosal. En determinada estación, se le caen las flores, pero si la planta está bien nutrida, cuando vuelva a ser la temporada, le aparecerán otras nuevas”
Anónimo
Cuando
he leído esta cita me he preguntado qué es lo que querría yo en mi jardín,
¿Tenerla siempre llena de rosas? o ¿Preferiría cuidarlas con mimo y cariño y
disfrutar del fruto de mi trabajo al llegar su período de floración? A priori
parece que debería gustarme más la primera idea, pero al pensar un poquito
sobre el tema he llegado a la conclusión de que con el tiempo probablemente
esas rosas sólo serían la envidia de la vecindad, pero nada interesantes para
mí. Además, creo que el saber que tu trabajo va a dar sus frutos también hace
que disfrutes del trabajo en sí, por lo tanto... no le veo más que ventajas a
la segunda opción.
Lo
he meditado durante un rato y... he decidido que voy a dejar de sentir envidia
por las rosas de mi vecino y disfrutar de las mías propias. Aún no he
descubierto si mi rosal es re-floreciente y si tras una primera floración
seguirá floreciendo hasta la llegada de la latencia invernal, o si es del tipo
no re-floreciente y florecerá abundantemente, pero una sola vez al año. Lo que
sí sé es que florecerá, porque después de tanto tiempo y tanto compartido...
tantas alegrías y tantas penas... sé que la planta está bien nutrida.
Yo ya elegí mi rosal hace
tiempo, pero se me había olvidado que eso sólo constituía el 90% de mi felicidad
como dice la siguiente cita de Jackson Brown; así que, voy a poner de mi parte y
encontrar el 10% que falta o que no veo por estar admirando las rosas del
vecino.
“Elige a tu pareja con mucho cuidado. De esta decisión dependerá el 90% de toda tu felicidad o tu tristeza. Pero después de elegir cuidadosamente, el trabajo acaba de empezar”
Jackson Brown
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